Manual del naturalista

Al contrario que los mamíferos, las aves poseen un olfato poco desarrollado, por lo que no tendremos que preocuparnos de la dirección del viento. Poseen no obstante muy buenos oído y vista, así que deberemos movernos con cuidado y llevar ropas oscuras que se confundan con el entorno.
Algunas aves, como los cucos o los arrendajos, son especialmente huidizas, y probablemente nos verán en nuestros paseos por el campo antes de que nosotros las veamos y huirán. En otras ocasiones sucederá lo contrario. Es fascinante verse envuelto por una bandada de inquietos mitos acompañados de herrerillos, carboneros y agateadores, que buscan alimento de ramita en ramita recorriéndose el bosque de esta manera durante todo el otoño y el invierno. Al llegar la primavera estas bandadas se deshacen para procrear. También son muy emocionantes los descubrimientos primaverales, cuando llegan, con el buen tiempo, las aves migratorias para hacer sus nidos en nuestros campos; y los otoñales, cuando nos visitan las aves del norte de Europa. En estas épocas se pueden ver también aves poco comunes que se encuentran de paso.
Yo he pasado horas maravillosas sentado en una roca, camuflado entre unos arbustos dentro de un robledal, mientras pasaban ante mí hermosos trepadores azules, inquietos pájaros carpinteros o enigmáticas oropéndolas.
Naturalmente, al cambiar el hábitat varían también las especies de aves que nos encontraremos. En las praderas y pastizales veremos gorriones, tordos, alondras; en las zonas húmedas diversas especies de patos, garzas; en los bosques de coníferas quizá tengamos la suerte de ver algún piquituerto, con su espectacular pico que le permite alcanzar las semillas que esconden las piñas.
Con mucha frecuencia, los avistamientos de las aves serán fugaces, por lo que deberemos aplicar todas nuestras dotes de observación para quedarnos con sus rasgos más característicos y poder identificarlas. No sólo hay que fijarse en los colores, en ocasiones las aves tienen un canto muy característico que nos permitirá identificarlas con facilidad aunque no lleguemos a verlas, como el caso de los mirlos. El tipo de vuelo también es característico que algunas aves, así como las forma del pico, del cuello, de la cola o de las patas, que en muchas ocasiones nos revelan las costumbres, el hábitat y el tipo de alimentación de los animales.

Con la observación atenta y el paso del tiempo, pronto aprenderemos a predecir qué especies podremos encontrar en un lugar o una época, a distinguir el canto o a identificar las siluetas en vuelo de las rapaces de nuestra localidad.
Los ornitólogos profesionales usan con muchísima frecuencia escondites especiales, conocidos normalmente con el término inglés "hide". En ocasiones, estos escondrijos están suspendidos sobre largos andamios para poder observar los nidos situados en las copas de los árboles. También son muy útiles para fotografiar a los animales. El naturalista aficionado puede improvisar uno con 8 varas resistentes que se cubrirán con viejas sábanas pintadas de verde. El interior debe de ser lo suficientemente amplio para poder tener cómodamente un taburete y un trípode para una cámara fotográfica, y lo bastante alto como para permitirnos estar de pie. Debe tener al menos tres orificios, uno para la cámara, otro para observar sentado, y otro para observar de pie.
Si queréis un puesto de observación más sencillo y fácil de construir, podéis improvisarlo con una sombrilla inclinada que cubriréis con una sábana. Tiene la desventaja de que tendréis que estar sentados todo el rato.
El escondrijo debe instalarse en un lugar donde sepamos con seguridad que van a acudir los animales. También pueden atraerse instalando un comedero o cajas nido.
Las aves pueden mostrarse recelosas si nos ven entrar en nuestro escondite. Existe un viejo truco conocido por todos los ornitólogos para evitar esto. Consiste en entrar acompañado de otra persona que permanecerá un rato. Cuando ésta se marche, las aves, como no saben contar, pensarán que el lugar está vacío y no se sentirán cohibidas.
Ilustrar el cuaderno
La mejor manera de dibujar un pájaro o cualquier otra forma compleja es hacer primero sus formas más simples y después ir añadiendo detalles.
Si practicas un poco en casa, te saldrán los bocetos rápidamente en el campo. Aquí te muestro los pasos:

Paso 1.- Las formas básicas son dos elipses para el cuerpo y la cabeza. Dibújalas con suavidad. Paso2.- Dibuja el cuello y añade las formas de la cola.
Paso3.- Ya está lo más difícil, ahora añade detalles: ojos, pico, patas, ala... Paso 4.- Añade los últimos retoques y perfila con trazo grueso los detalles más característicos. Haz anotaciones.
Paso5.- Si le añades unas notas de color embellecerás tu cuaderno y facilitarás la identificación.
Equipo necesario
Los prismáticos son imprescindibles si queremos sacar algún fruto de nuestras observaciones, pues las aves nunca nos permitirán acercarnos demasiado a ellas.
Las aves suelen ser criaturas huidizas, por eso deberemos llevar ropas de tonos oscuros que se confundan con el entorno. Si caminamos por delante o detrás de setos y matorrales evitaremos que nuestra silueta se recorte contra el horizonte, alertando a los animales.

Las guías de campo son una ayuda inestimable a la hora de identificar a las aves y a cualquier otro animal. Las hay que abarcan la comunidad o región, el pais o el continente. En cualquier caso, asegurate de que las fotografías o las ilustraciones son de buena calidad.

El cuaderno y los utensilios para tomar notas son la herramienta básica de todo naturalista. No debemos fiarnos de nuestra memoria a la hora de registrar las observaciones. Aunque éstas serán, la mayoría de las veces, fugaces, y tomaremos notas escritas sobre los colores y los rasgos fundamentales de las aves, también podemos en cualquier momento tomarnos un descanso, sentarnos en una roca, y colorear nuestros bocetos.



Aunque no es imprescindible, todo naturalista, antes o después, desea fotografiar al objeto de su estudio. El equipo mínimo que necesitas para fotografiar aves es una cámara réflex, un tripode, y al menos un objetivo de 200mm. o un zoom 80-200 o similar. Los duplicadores no son muy caros y transformarán los 200mm. en 400mm. No suele ser efectivo fotografiar las aves a acecho, lo mejor es usar un escondrijo o "hide".

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