Animación hospitalaria

El ingreso hospitalario en niños y niñas conlleva en muchas ocasiones una serie de desajustes sociales,
familiares, emocionales y educativos. Cuando éste es prolongado, suele traer consigo una ruptura con su
entorno social, con la familia extensa, con sus amigos cercanos y compañeros de clase, etc. Rompe de forma
temporal con lo que constituye su ritmo de vida cotidiano.
La estancia en el hospital exige un proceso de adaptación a un medio extraño, los niños han de
interaccionar en un espacio diferente al que están acostumbrados, con diferentes normas, horarios, personas
con batas blancas y raros aparatos... Todo esto, junto con los largos espacios de tiempo vacío y el
afrontamiento de pruebas diagnósticas y tratamientos - cirugías, tratamientos con graves efectos secundarios, inmovilizaciones, etc. - hacen de esa estancia hospitalaria un período de riesgo psicosocial tanto para
el menor, como para su familia, pudiéndose convertir entonces en un período de crisis para su proceso de
desarrollo.
Nuestra acción voluntaria en los centros hospitalarios con niños y niñas parte de la siguiente hipótesis: En
función del soporte que se les ofrezca y de la percepción de apoyo social que tengan ante estos
acontecimientos, afrontarán de una mejor forma todas estas situaciones, evitando así que se vivencien de
forma traumática.
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